Por Walter Vargas, Télam.-

Dentro de un escenario austero y lejano al de las vacas gordas, el minimosca bonaerense Agustín Gauto se revela como la esperanza más firme e inmediata de conquistar el título mundial para el boxeo argentino. Originario de Lanús, vistoso, explosivo y carismático en dosis llamativas, Gauto, apodado “El Avión”, viene de un 2019 de evolución sostenida.

En abril aplastó al mexicano Jesús Cervantes Villanueva en la Arena de Sonora; tres semanas después noqueó al salteño Mauro Liendro en Lanús; en septiembre obtuvo una clara decisión ante otro azteca, Jorge Luis Orozco, en Concordia; para cerrar la faena el 16 de noviembre en el estadio porteño de la FAB con una brillante y categórica definición a expensas del calificado venezolano Kenny Cano.

Admitido que tiene grandes condiciones (técnica, pegada, porte) y chispazos de excelencia, ¿está Gauto maduro para saltar al primer nivel de su categoría? Pronto lo sabremos: en su horizonte se perfila la chance titular cara a cara con el azteca Elwin Soto, “La Pulga”, campeón desde que dio la sorpresa cuando vapuleó al boricua Tito Acosta.

Otro destacado prospecto criollo es Jeremías Ponce, pupilo de Alberto Zacarías, que el 14 de septiembre se hizo de la faja superligero de la Organización Mundial de Boxeo (IBO) al derrotar en su casa y por puntos al alemán Rico Mueller, con lo cual elevó su récord a 25-0 y 16 KOs. Ponce es un peleador de buena base técnica, veloz y de una pegada respetable, que sin embargo deberá sobrellevar la dificultad de militar en una franja, la de los 63 kilos y medio, que hoy por hoy reúne a varios exponentes calificados.

No menos espinoso se presenta el escenario de la tercera gran promesa del pugilismo nacional, el liviano Gustavo Lemos, “El Eléctrico” de Tres Arroyos, que hilvanó cinco victorias concluyentes y estableció su inmaculada foja en 24-0 y 14 KO. Lemos es el titular juvenil de la FIB, donde reina un explosivo estadounidense de sangre hondureña, Teofimo López, en una categoría que asimismo reúne a valores de la talla de Devin Haney y Vasyl Lomachenko.